El proceso diagnóstico del autismo puede ser complicado ya que no se puede determinar a base de un examen de sangre o una anomalía genética. Sin embargo, es importante buscar un diagnostico apropiado ya que nos da un marco de referencia sobre cuáles áreas deben recibir mayor enfoque para optimizar el desarrollo y cómo podemos responder a las preocupaciones de la familia. Un diagnóstico no es una etiqueta o un separador a otros miembros de la sociedad. Al contrario, un diagnóstico es un instrumento que nos ayuda a conocer con que estamos tratando y de esa manera poder lograr una mejor integración. Por tanto, es importante estar informados de que señales nos deben llevar a buscar un diagnóstico profesional y cuál es el proceso para el mismo.
Usualmente un proceso de diagnóstico comienza por que los padres empiezan a notar retrasos en el desarrollo como la falta de lenguaje verbal o la pérdida del mismo, la falta de expresiones, entre otras. El diagnostico formal se puede dar alrededor de los dos años de edad, pero se puede empezar a notar señales desde los 18 meses. Algunas de las señales más comunes son la falta de contacto visual, pocas expresiones, no señalar, usar solamente la mano para guiar a las personas hacia los objetos que quiere, conductas obsesivas o repetitivas, la constante repetición de frases o palabras y la selectividad en actividades o comidas.
Es importante estar atento tanto a estas señales como a las evaluaciones de desarrollo rutinarias con el doctor y comunicarse con el pediatra si se tiene alguna preocupación. Usualmente el pediatra sabrá dirigir a los padres a un neurólogo que es quien realiza la evaluación. También pueden hacer evaluaciones psicólogos o psiquiatras especialistas en el caso, pero siempre se recomienda que se incluyan exámenes médicos para descartar otros desordenes y/o anormalidades neurológicas. Usualmente a la hora de hacer un diagnóstico se acompaña de exámenes médicos como electroencefalogramas y exámenes de oído.
Las pruebas para evaluar la probabilidad de un trastorno del espectro autista son basadas en observación de conductas. Usualmente se realizan escalas el M-CHAT y entrevistas como el ADI-R o el DISCO, así como también instrumentos como el ADOS o el CARS. Las pruebas psicométricas incluyen observaciones, medidas de conducta y evaluación de habilidades cognitivas, académicas, motoras y de lenguaje. Existen distintos instrumentos de evaluación diagnostica, pero algunos son apropiados para distintas edades, otros miden rangos de severidad, etc. Las respuestas a cuál es el más indicado las tendrá el especialista, que deberá ser alguien con suficiente experiencia en este tipo de pruebas y trabajo previo con personas en el espectro. Muchas veces el especialista combinara algunos instrumentos de formato indirecto (entrevistas, informes) con los de formato directo (observación). Esto le permitirá dar una evaluación más acertada e informada.
Es importante llevar este control del desarrollo y estar al día con las visitas al médico para poder conseguir un diagnostico lo más pronto posible, ya que al empezar temprano los avances con el tratamiento pueden ser mayores y más rápidos. El diagnóstico es un paso muy importante hacia la cima de nuestra montaña, ya que nos muestra un punto de partida desde el cual podemos empezar a escalar y lograr la optimización del desarrollo. No debemos temer al diagnóstico porque es a través de el que podemos empezar a lograr el avance. Lo mejor para lograr un cambio definitivo es estar informados y listos para actuar. Por eso, informémonos y exijamos un diagnostico apropiado y profesionales especializados en el tema, para así poder ofrecerles un mejor futuro a nuestros seres queridos con autismo. ¡Lleguemos juntos a la CIMA y empecemos por el diagnóstico!